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Lee en tu Biblia de manera audible: Santiago  2:14-17 

Memoriza este versículo: Gálatas 6:10 ‘Hagamos el bien a todos, especialmente a aquellos que pertenecen a la familia de los creyentes’. 

Discusión posterior a la lectura:  ¿Por qué crees que la Biblia enfatiza en que debemos de proveer para las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en la fe? 

Asignación previa al siguiente encuentro:  En oración, pídele a Dios que me muestre tu hermano/ a en Cristo a quien debes ministrar.  

Trabajo práctico para obtener el diploma: escribe en una carilla los argumentos que justifiquen que debamos velar en primer lugar por nuestros hermanos y hermanas en Cristo por encima de las demás personas. 

Medita cuidadosamente en cada una de las palabras del siguiente texto: 1 Juan 3:17

 

En el Antiguo Testamento existen órdenes por las que se instruye al pueblo de Dios a mostrar  favoritismo hacia sus congéneres/ judíos en contra de los extranjeros que morasen en sus tierras.   Por ejemplo, el pasaje que sigue a continuación no sólo muestra que los judíos debían tratar a otros judíos de manera diferente con respecto al resto de los extranjeros, ¡sino que se les prometen bendiciones para quienes así procediesen! 

Consecuentemente, debiéramos hacer todo lo que este a nuestro alcance para mostrar nuestra generosidad y preocupación para nuestros hermanos cristianos. 

Deuteronomio 23:20 ‘Puedes cobrar intereses a un extranjero, pero no a un hermano israelita, de manera que el Señor tu Dios pueda bendecir todo lo que tu mano toque’.

Jesús mismo promueve el que haya quienes se conviertan en canales de bendición para otros hermanos, y les promete a los tales recompensas, Marcos 9:41 dice, ‘Cualquiera que te de un vaso de agua en mi nombre porque pertenezcáis a Cristo, ciertamente no perderá su recompensa’.  Pablo  también sigue el mismo principio al decir en Gálatas 6:10 ‘Entonces, hagamos el bien a todos en cuanto se presente la oportunidad, especialmente a la familia de los creyentes’.  Y ¿quién puede negar que tal y como en el pasado, hoy existen muchos, muchísimos hermanos que viven en condiciones similares a los que se describen en los versículos anteriores? 

Y, ¿no será que Dios esta llamando a algunos de nosotros a poner nuestra fe en acción y hacer algo para mitigar la necesidad de nuestros hermanos?  Los cristianos en mayor necesidad económica y que merecerían la ayuda de los cristianos del occidente, son los que generalmente proceden de países en donde la iglesia experimenta un dramático crecimiento.  

¡Qué incentivo debiera ser este, al ver cuán lejos nuestro dinero se estira a favor de los que trabajan para traer a los perdidos al Reino de Dios! 

Por ejemplo, en Burkina Faso (África), el costo de alimentar aun niño en un orfanatorio bajo el cuidado de los misioneros es de 6 centavos diarios – a través de donaciones provenientes de cristianos en países desarrollados este servicio entre huérfanos podría ser una bendición para miles de niños huérfanos quienes no sólo podrían recibir alimento físico sino que además alimento espiritual en un ambiente cristiano!

Las oportunidades son innumerables y ciertamente Dios te puede guiar a apoyar proyectos valiosos en donde puedas sabiamente invertir tu dinero. 

Nuevamente, muchas iglesias en vez de velar por sus hermanos y hermanas en Cristo guardan todo el dinero para sí! – hemos sido llamados  a liberar nuestros bienes en beneficios de nuestros hermanos y no a poner nuestro dinero al servicio de mayores y más imponentes edificios e iglesias confortables. 

Muchos acumulan ascuas sobre sus cabezas para el día del Juicio final al no proceder de acuerdo a los principios revelados por Dios. 

En conclusión, la Biblia indica en al menos cinco lugares en donde debiéramos invertir nuestro dinero:

La Gran Comisión/ Trabajo misionero.
Los pobres.
Dar a quienes nos alimentan espiritualmente
(en el contexto de la asamblea local).
Dar para proyectos de construcción/ expansión de las iglesias.
Ayudar a nuestros hermanos / as.

Pero, ¿cuál de estas áreas debiera tener la prioridad?.  Tal y como ha sido explicado al principio de esta sección de capítulos, la Biblia nos da indicaciones sin ser dogmática en cuanto a ellas. 

Se puede argüir sin embargo, tomando Malaquías 3:10 que debiéramos traer nuestros diezmos y ofrendas a la asamblea local en la cual participamos, como primera opción si es que nuestra iglesia apoya el trabajo misionero, alimenta a los pobres, y asiste a nuestros hermanos en necesidad. 

En un mundo ideal, cada congregación debiera ser una pista de lanzamiento a partir de la cual las bendiciones divinas despeguen hasta los confines de la tierra, de manera que los creyentes locales puedan todos participar en el trabajo de Dios. 

Desgraciadamente, si los líderes de las iglesias están paralizadas espiritualmente, reteniendo lo que tienen y mirando sólo para adentro, ellos van a impedir que los bendiciones sean liberadas para todo el mundo. 

De manera que, si tu iglesia no esta haciendo nada en favor de los inalcanzados en el mundo misionero, si no alimenta y viste al pobre, y sus frutos son mínimos - ¿Qué te hace pensar que debieras seguir manteniéndola? 

Este es un asunto serio para el cual debieras buscar sabiduría en oración y pedirle a Dios que te guíe, tal vez un porcentaje de tus diezmos los devuelvas a la iglesia local y el resto los distribuyes en el mundo misionero y en ayudar al necesitado y a tus hermanos. 

No hemos sido llamados a llevar nuestros diezmos ciegamente año tras año a una iglesia que no fructifica, con lo que sólo perpetuaríamos una organización improductiva.  ¿Te sientes satisfecho con los frutos que producen el lugar donde diezmas? ¿Merece tu dinero? 

Esta es una pregunta difícil de responder para algunos pero nosotros no podemos darnos el lujo de ignorarla y desperdiciar así nuestros bienes.

 

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