Las Escrituras nos muestran en muchas ocasiones
diferentes invitaciones que Dios hace al ser humano para que tomemos una
decisión positiva como respuesta al ofrecimiento que nos hace. Una de esas
invitaciones mas conocidas y atractiva es la que Jesús menciona en Mateo
11:28. "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas..."
Aquí nuestro Maestro demuestra con claridad
que tiene gran sensibilidad por nuestro estado emocional. El llama a los que
están en una situación concreta; los que se encuentran en un estado de
ánimo difícil de soportar. "...Los que estáis..." El uso de esta
expresión apunta hacia personas que atraviesan circunstancias de pesada
carga, de desánimo por las aflicciones de diversos tipos, hombres y mujeres
que soportan condiciones de dolorosa condición en su estado anímico,
emocional y espiritual.
Creo que pocos de nosotros escapamos a este
tipo de experiencias a lo largo de nuestra vida. Por tanto, Jesús está
invitando a todo ser humano que vive bajo la opresión y la tiranía de
circunstancias desfavorables y que conducen en muchos casos a la
desesperación, el desaliento y en casos extremos al suicidio.
Me conmueve la ternura del Mesías y la
sensibilidad para conectar con nuestras necesidades más elementales y
prácticas. Veo su corazón de pastor y guía para sus discípulos. La
invitación es venir a él para encontrar descanso, alivio y descarga. ¡Que
cosa tan sencilla parece descansar! Sin embargo, todos sabemos que esta
experiencia tan aparentemente simple se convierte en muchos momentos en el
bien mas preciado para nuestras almas atormentadas y turbadas en un mundo de
locos. Pues bien, Jesús sigue siendo ese remanso de paz, el oasis de quietud
y la brisa fresca en los días de afanosa inseguridad y zozobra.
Jesús rescata el mensaje del profeta Jeremias
a volver a los caminos antiguos para hallar descanso para nuestras almas.
"Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallareis descanso para vuestra
alma" (Jeremias, 6:16). Estas sendas antiguas siguen siendo el retorno al
Creador, la búsqueda de lo eterno, el compromiso con la voluntad de Dios, la
perspectiva apropiada para no perderse en las autopistas del materialismo, el
consumismo y la carrera desenfrenada por llegar primero a todas partes. Es
sencillamente el alejamiento del egocentrismo, el narcisismo y el hedonismo
(cultura del placer y bienestar) para penetrar en la senda de la cruz y de la
unión con Cristo en su muerte, sepultura, resurrección y exaltación.
Sus palabras siguen sonando con suavidad y
certeza hoy: Venid a mí los que estáis...
Vuestro en Cristo
VIRGILIO ZABALLOS
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