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14. Una Iglesia Emisora

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Lean el siguiente pasaje en su Biblia

Filipenses 4,14-20

He aquí un Versículo para Memorizar

Dijo Jesús, «¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo, «Recibid el Espíritu Santo»

Luego hablen acerca de esto

Si ustedes no pueden ir, por buenas y válidas razones, ¿cuándo empezarán a enviar a otros en su lugar y qué harán personalmente para colaborar con el plan de emisiones?

Algo para realizar antes de la próxima vez

Averiguar las direcciones postales o electrónicas (e-mail) de al menos tres personas en el campo misionero y escribirles una carta para brindarles ánimo. No la posterguen para después, una palabra ahora puede salvar el ministerio de ellos.

Trabajo escrito para el Diploma

Escriban un folleto, tal vez de tres columnas de ambas caras de una hoja, para explicar qué significa enviar apropiadamente a hombres y mujeres en misión. Asegúrense que contenga una solicitud a los miembros de las iglesias para que les respondan diciendo qué quisieran hacer. Con la debida autorización, distribuyan el folleto entre las iglesias y vean si el Señor reúne un comité de emisión.

Mediten Palabra a Palabra este Versículo

Juan 1.6

Utilicen un Minuto para Cambiar el Mundo

Oren porque Dios movilice a todo el mundo para que se envíen hombres y mujeres en misiones. Dado que la cosecha es abundante pero los recolectores son escasos, oren porque el Señor de las cosechas eleve el número de trabajadores en los campos de cosecha, y porque las iglesias estén deseosas de enviarlos y sean responsables por ello apropiadamente.

 

Asegúrense de enseñar esta lección a otros. Siempre oren y prepárense bien agregando sus propios versículos e historias para darles vida.

 

1. Llamados a ser Pescadores de Hombres

Por favor, lean Marcos 1, 14-18

Para resumir el pasaje, Jesús dijo y continúa diciendo que:

El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado.

En el calendario de Dios y de acuerdo a Su reloj, ahora siempre es tiempo para la salvación, y hoy siempre es el día de Su salvación (2 Corintios 6,2). Jesús dijo «arrepentíos y creed en el evangelio, y venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres».

Simón y Andrés respondieron dejando sus redes, que eran su medio de vida, y le siguieron, eligiendo creerle y tornándose dependientes de Jesús y de Su palabra.

2. En el Reino nuestra tarea es ser pescadores de hombres

Un pescador con una caña y una línea puede pescar un pez de vez en cuando.

Sin embargo, aprendamos de los métodos del mundo, que pueden ser más sagaces que los del pueblo de Dios, Lucas 16.8

Cuando los pescadores se juntan y trabajan en equipo en sus barcas, pescan muchos peces. Cuando barcos pesqueros de diferentes compañías se juntan y trabajan asociados, esparcen sus redes por más de 50 kilómetros cuadrados. Cuando recogen esas redes, vacían al océano de peces, y recogen una gran recompensa por haber trabajado juntos. Jesús ilustró esto en Lucas 5,4-7.

3. Boguen mar adentro, así lo dice Jesús

Por favor, lean Romanos 10, 9-14

En los versículos 9-13, vemos cómo los hombres y mujeres pueden ser salvados del pecado, de sí mismos, de Satanás y de la pérdida de eternidad, salvados para el Reino de Cristo, para bendición, para tener esperanzas en esta vida y un futuro cierto con el Señor en la eternidad tras esta vida. Estas son las maravillosas buenas nuevas del evangelio.

Sin embargo, en el versículo 14 la escritura divide a toda la raza humana en tres partes:

Primero, «Ellos», lo que necesitan invocar el nombre del Señor.

Es decir, toda la gente llamada «ellos» necesita invocar al Señor que salva y bendice con abundancia a todos los que se acercan a Él.

¿Quiénes son ellos? Vean Mateo 24.14 y 28.19 para tener una idea, y relean las lecciones 17 y 18 para revisar su conocimiento acerca de los pueblos y grupos no alcanzados, aunque por supuesto «ellos» pueden vivir al lado de sus casas o iglesias.

Segundo, aquellos que son llamados a partir

Es decir los hermanos y hermanas en la iglesia que son convocados por Dios a dejar sus «países, sus pueblos, y la casa de sus padres y a ir a la tierra que el Señor les muestra» (Génesis 12.1) Aquellos que son llamados a ir con «ellos» que necesitan invocar al Señor.

¿Qué harán?

«¿Cómo podrán escuchar sin alguien que ore por ellos?»

¿Ustedes piensan que no pueden predicar?

Recuerden a Moisés, Éxodo 4.10 -17. Recuerden a Isaías, Isaías 59.21 Recuerden al joven Jeremías, Jeremías 1.9 Recuerden al joven Amos, Amos 7.14,15. Recuerden a la joven Esther, Esther 4.14-16. Recuerden a Pedro, quien negó a Jesús antes de ser llenado con el Espíritu Santo, pero luego vean su terquedad, Hechos 2.14 y siguientes.

¿Ustedes no pueden hablar el idioma?

Recuerden el mandato de San Agustín cuando envía a sus trabajadores a entrar en la antigua Europa con el evangelio, «Id a todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura, y si tienen que hacerlo – ¡hablen también!» San Agustín comprendió que a menudo es más efectivo predicar el evangelio con nuestras vidas puestas en humilde y sacrificado servicio para los demás sin esperar nada a cambio, antes de que siquiera necesitemos hablar. Nosotros mismos podemos ser la Biblia «Viviente» que mucha gente pueda alguna vez ver.

Tercero, y de igual importancia, aquellos que son convocados a enviar.

Si no necesitan invocar el nombre del Señor para su salvación, y si no sienten que hayan sido llamados a partir, entonces ustedes han sido convocados a enviar. Las escrituras no nos dan otra opción o categoría. Enviamos a aquellos que han sido llamados a partir con «ellos, los que necesitan invocar», es decir con los pueblos y gentes no alcanzados del mundo. En las Fuerzas Armadas, especialmente en la Fuerza Aérea, es un hecho que por cada piloto en vuelo en el frente de combate, otros 400 hombres y mujeres se necesitan en tierra para suplirle con todo lo necesario, desde comida, capacitación, alojamiento, comunicaciones y municiones. Enviar es un llamado vital y no una ocupación secundaria o de segunda clase. Aquellos que son llamados a partir difícilmente puedan realizar su función sin una estructura emisora que los sustente, y por el contrario aquellos que sí cuentan con dicha estructura son capaces de funcionar efectiva y eficientemente y por mucho tiempo.

Una historia verídica de dos muchachas

Donna recibió el llamado de Dios para misionar en sus últimos años de adolescencia. Compartió esto con su iglesia local, donde le aconsejaron, oraron por ella e hicieron todo lo posible por ella a través de años de capacitación bíblica, experiencias misioneras de corta duración y el aprendizaje de valiosas habilidades de primeros auxilios. Cuando finalmente ella fue enviada, partió con un equipo de predicadores, dadores y pastores detrás.  Ann respondió al llamado de Dios en una iglesia que mostró poco interés en su fe y en su visión. Cuando buscó capacitación, ninguna mención se hizo, ninguna oración se levantó, ningún adiós o «Dios te bendiga» se le dio, y ningún apoyo se le ofreció, excepto lo usual que hacen las personas aquí y allá. Cuando maduró y ganó victorias en la fe, solamente Dios y sus colegas más cercanas en el campo vieron y aplaudieron.  Una muchacha fue enviada y otra «fue». Una muchacha atravesó largos años de ardua preparación con muchos espaldarazos y cuidados, y una muchacha atravesó largos años de ardua preparación con agonías, soledad, insuficiencia, pobreza y frecuente desesperación. Por la gracia de Dios ambas muchachas se han vuelto excepcionales misioneras y pueden esperar que su vida sea de bendición. Donna sirve en Africa Oriental y el corazón de Ann está con la Europa Oriental desgarrada por la guerra.  ¿Cuál muchacha recibió apoyo y cuál muchacha sufrió, y por qué fue esto?

4. ¿Qué significa ser una iglesia emisora?

Cuando Dios convoca a la gente a irse de su iglesia, recordemos que enviar en misión significa mucho más que celebrar una misa de despedida y elevar una oración.

Neal Pirolo en su excelente libro, «Sirviendo como Emisarios» (ISBN 1-85078-199-0) enseña que una iglesia emisora dará este tipo de aliento:

Apoyo Moral – aliento positivo para que las personas dejen su carrera, su forma de obtener dinero, su familia y seguridad para seguir a Cristo si son llamadas.

Apoyo Práctico – la ayuda que se necesita para hacer que los hombres y mujeres viajen, consigan una vivienda, atiendan sus asuntos y familias dejados atrás, empaquen sus pertenencias y otras miles de cosas también.

Apoyo Financiero – para mantenerlos y equiparlos en el campo sin pobreza y con lo justo, sino con un ingreso adecuado para que puedan realizar su tarea.

Apoyo de Oración – intercesión organizada para protegerles y bendecirles en sus vidas y tareas, que no sea una mención de rutina en la misa dominical.

Apoyo de Comunicaciones – cartas, encomiendas, correos electrónicos regulares son vitales para mantener a la familia misionera dentro de la familia de la iglesia como una extensión de su hogar, y no como una amputación de su hogar.

Apoyo de Retorno – es muy necesario ayudar a los misioneros a reajustarse a su vida hogareña cuando regresan de visita o definitivamente. ¡Es un hecho que regresar a casa puede causar un choque cultural y una tensión mayores que partir!

5. Finalmente, escuchemos una conversación de Isaías 6, 1-8

El joven Isaías se encontró a sí mismo en el Espíritu, ingresando en la adoración celestial y viendo la sagrada maravilla del Señor. Ante tal presencia entendió su propia naturaleza pecaminosa y se sintió perdido. Sólo pudo recuperarse después que un ángel le tocó, tras lo cual escuchó la conversación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

«¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? «

Nosotros podemos imaginarnos al joven Isaías llamando la puerta y diciendo, «Perdona Señor, lo siento pero no pude evitar escuchar lo que estabas preguntándote.»

» Heme aquí, envíame a mí.»

Estas fueron la voz y las palabras del joven Isaías 2,760 años atrás, pero si escuchamos con cuidado oiremos la misma voz hoy, sólo que ahora no es la voz del joven Isaías sino la voz de la joven África, la joven India y la joven América del Sur.

Ellas tienen el mismo llamado, ellas ofrecen la misma respuesta, ellas tienen la misma esperanza – ¡Envíame a mí!

Dios le dijo al joven Isaías – Anda, y se lo posibilitó. Hoy día, Dios obra a través del Cuerpo de Cristo – la Iglesia- cuya responsabilidad es reconocer a aquellos que son llamados a partir, y enviarles, cumpliendo así un rol vital en la Gran Comisión.

Oswald Smith, el reconocido autor de Una Pasión para las Almas, y pastor de la Iglesia del Pueblo en Toronto, que años atrás envió a cientos de personas a misionar por el mundo, dijo:

«Si ustedes no pueden ir, por el Amor de Dios envién a otros en su lugar.»

Lo hicieron e ingresaron en los libros de historia del Siglo 20.

La verdad es que una iglesia local no está limitada a enviar a sus propios miembros en misión a aquellos que necesitan invocar el nombre del Señor. Puede adoptar un misionero de otra iglesia y trabajar asociadamente con ella, tal como los pescadores en sus barcas. Puede adoptar un misionero de la distante África, de Asia o de América Latina y trabajar juntos en fructífera sociedad.

Una iglesia de un pequeño pueblo de Inglaterra:

Envió a Philippe de Burkina Faso – y miles escucharon el evangelio. Envió a John de la India – y una nueva tribu no alcanzada fue descubierta. Envió a Samuel de la India – y ahora Jesús es predicado en la jungla.

Jesús dijo y aún dice:

El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado. Arrepentíos y creed en el evangelio, y venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. ¿Dejaremos que Él lo haga enviando hombres y mujeres a predicar a aquellos que requieren invocar al Señor?

Para Terminar, Oren por los Pueblos Menos Alcanzados del Mundo

Oren porque ellos escuchen, crean e invoquen el nombre del Señor. Oren por los hombres y mujeres que con sacrificio vayan hacia ellos con el amor de Dios y su palabra. Oren porque las iglesias se pongan a la altura del desafío de sacrificio que significa enviarlos apropiadamente.

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