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3. El Dios De La Abundancia En El Nuevo Testamento

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En Su Biblia Lea Esto en Voz Alta

2 Corintios 8:9

Memorice Este Versículo

3 Juan 2  “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Después Discuta Esto

De qué formas Jesús se hizo pobre, y de qué formas El nos hará ricos.

Algo Para Hacer Antes de la Próxima Vez

Escriba las áreas de su vida en que usted quiere ver las bendiciones de Dios, y ore por ellas.

Trabajo Escrito de Diploma

Escriba una página con todos los argumentos del Nuevo Testamento en que Dios quiere que usted sea pobre. (¡No se preocupe si usted no puede escribir una página entera!)

Medite Palabra Por Palabra En Este Versículo

Filipenses 4:19

 

Moviéndonos al libro de Los Hechos, vemos la comunidad modelo de creyentes en que Dios tendría viviendo en ella a su pueblo– en lugar de Jesús satisfaciendo las necesidades de los pobres personalmente,  son los creyentes, ellos mismos, quienes son los brazos y los pies de Jesús para satisfacer las necesidades.

En los próximos dos capítulos podremos ver el triunfo de la comunidad del pueblo completamente rendido de amor al Señorío de Jesús – nominalmente, ahí no había gente pobre o necesidades entre ellos.

Hechos 2:44-45: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”.

Hechos 4:34-35: “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”.

La obediencia a la voz del Espíritu Santo puede verse de nuevo en Hechos 11:29 donde tan pronto como había sido identificada la necesidad, los discípulos al unísono apoyaban financieramente para esa necesidad – cada uno conforme a sus posibilidades (si solamente  fueran así hoy las iglesias Occidentales cuando oyen acerca de los prójimos Cristianos que están en severa necesidad en otras partes del mundo).

La principal referencia final sobre el dinero en el libro de Los Hechos es una escritura muy especial, que registra las únicas palabras de Jesús que no quedaron registradas en los evangelios. Hechos 20:35 dice: “…Más bienaventurado es dar que recibir”.

En esta sentencia está implícito que es el mismo Jesús quien desea que sus seguidores se muevan de ser receptores a dadores y que les llenará de poder y les dará la gracia y la habilidad para hacerlo.

Llevando adelante de Los Hechos a las Epístolas, el apóstol Paulo proporciona un tremendo enfoque sobre el propósito de la Nueva Alianza y las guías que los seguidores de Jesús deben observar en relación al dinero.

En Romanos Capítulo 12 vemos que así como dar gracias como la profecía, la enseñanza y el liderazgo en la iglesia, el Salvador resucitado también ha prometido la gracia de dar en la iglesia lo que necesita para ser enseñada, predicada, fomentada y utilizada tanto como cualquier otro de los dones espirituales que han sido dados a la iglesia.

En Romanos 8:32 Paulo penetra en el tema al argumentar que si Dios dio a Jesús, “¿cómo no nos dará con El todas las cosas?” -¿es irrazonable sugerir que el dinero es parte de “Todas las Cosas” que Dios nos dará?. En efecto, si Dios estuvo dispuesto a dar hasta el último sacrificio de su Hijo por nosotros, cuanto más estará dispuesto a prosperarnos para que nosotros podamos cooperar con El en la ejecución de su plan en la tierra.

Al movernos a 2 Corintios capítulos 8-9, vemos el tratamiento más completo dado sobre el dinero que en cualquier otro lugar de la Biblia – a pesar de los intentos de mucha gente de espiritualizar lo que dicen las verdades de Paulo – todo el discurso es acerca de la riqueza material y de los ricos – no de los ricos espirituales, (aunque en el libro de Efesios Paulo trata de estos asuntos). Las escrituras que siguen más abajo nos relatan otra vez con toda claridad la gran voluntad de Dios de traer prosperidad a su pueblo – que ellos deben compartir con los otros.

2 Cor. 8:9   Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecido.

 2 Cor. 9:8   Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda Buena obra;

2 Cor. 9:11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad…

Hay otros 3 discursos principales sobre el dinero en las cartas de Paulo, todos los cuales conducen a la misma conclusión: que el corazón de Dios está inclinado a prosperar a su pueblo. Gálatas 6:6-10 nos exhorta a financiar los lugares que están alimentándonos espiritualmente y la promesa es que si nosotros persistimos en dar y sembrar para complacer al Espíritu, vamos a levantar una cosecha en el buen tiempo.

En Filipenses 4:10-20, Paulo encomienda a Dios a la iglesia de Filipos por su solidaridad financiera que han tenido con él en el evangelio. Como resultado de su siembra financiera diligente, Paulo les anima diciendo que: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os haga falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

Después de varias severas advertencias a Timoteo en 1 Timoteo 6 sobre los peligros del dinero, Pablo le anima a conducir a los ricos no a poner su esperanza en sus riquezas sino que: “en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.

Yendo hacia el final de la Biblia, encontramos una oración muy preciosa y definitiva escrita por Juan, el apóstol del Amor, en 3 Juan 2, de que nosotros podemos gozar de buena salud, éxito y prosperidad en todas las áreas de nuestras vidas.

Así como el Espíritu Santo inspiró la Biblia, El debe haber inspirado esta oración, que por supuesto debe estar en la voluntad de Dios (Romanos 8:27) – así que podemos tener confianza en afirmar que la voluntad de Dios es prosperarnos en todas las áreas de nuestras vidas.

Finalmente, en nuestro vistazo a lo largo de las edades y a través de la Biblia, llegamos al último libro de ésta que describe la heredad que Dios ha preparado para aquellos que le han seguido. Apocalipsis 21:15-21 presenta la abundancia que el mismo Dios disfruta y que se complace en compartir con su pueblo – en efecto, a como lo vemos del Génesis al Apocalipsis, no tenemos que esperar hasta haber llegado al cielo para disfrutar de su herencia – Dios quiere que la conozcamos aquí y ahora – ¿no vamos entrar en ella?

 

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